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La amenaza del siluro, El ‘monstruo’ de l’Albufera

25 junio, 2012 El Siluro Noticiassiluro

La aparición de varios siluros dispara las alarmas en el Parque Natural

Hay una parte de l’Albufera de Valencia de costumbrismo y acuarela. La de los lentos cabotajes soleados en barca para turistas, las garzas eligiendo plato desde la altura y las puestas de cielo en llamas.

Y hay otra parte del Parque Natural más escondida, hecha con las cáscaras de un suelo de bar, a la que se llega poniendo proa desde cualquiera de los puertos de l’Horta en dirección a El Saler. En esta, aseguran los pescadores, agricultores y cazadores de la zona, «no se puede estar» durante una temporada por el «asco» que da acercarse a los arrozales y cruzar los caminos que discurren entre ellos cuando la caña del arroz que no se retira del campo empieza a fermentar.

El Parque Natural de l’Albufera ha vuelto a ser noticia estos días por la aparición de un siluro de 300 gramos en el término de Catarroja; dos más, uno de 100 gramos y otro de poco más de medio kilo, en Fortaleny, y un cuarto en el Puchol, cerca de El Saler.

Las capturas han puesto en alerta a los pescadores de una zona ya demasiado castigada por la rápida reproducción de especies invasoras que ha desplazado a la fauna autóctona, cuando no la han extinguido. Desde que se tuvo conocimiento de estos ‘trofeos’, la Conselleria puso en marcha un protocolo de control con brigadas de pesca ambulante de las comunidades de pescadores y técnicos.

Mario Guillem, ‘El Saro’, fue quien descubrió el siluro en una de las nasas que colocó en una zona pantanosa de l’Albufera. Se enteró de la posible llegada del pez por la tele. Cogió su barca para comprobar el estado de las mangas y… ahí estaba. «Dos días antes había escuchado en la televisión que habían soltado aguas del Júcar. Decían que podía ser que hubiera llegado algún siluro. Nada más sacar el ‘mornell’ (una especie de embudo para pescar anguilas) vi que se trataba de un siluro. Lo enseñé a los amigos y decidimos llevarlo a la cofradía de pescadores de Catarroja, porque sabía que era una especie muy voraz y poco habitual por aquí. Hace mucho tiempo que no se veía».

-¿Es lo del ‘sirulo’?

-Sí, dicen que traen un siluro y dos merluzas.

-¡Madre mía! Pero si aquí no hay ‘na’. Tanto ‘sirulo’, tanto ‘sirulo’…

En una de las plataformas del puerto de Catarroja esperaban algunos pescadores, miembros de la Cofradía y técnicos de Medioambiente para comprobar el estado de los aparejos instalados para detectar la presencia del siluro. Poco más tarde de las 13.00 llegaba la segunda embarcación del día con más de 20 kilos de pescado: llisas (una, gruesa como un brazo: «¡Colló, quin cabudet!», se sorprendía un pescador), tencas, alguna carpa… ningún siluro.

A primera hora de la mañana se realizó el primer repaso de las redes: 35 kilos. Casi todo llisa. Ningún siluro. Este seguimiento exhaustivo se seguirá llevando a cabo durante las próximas dos semanas para asegurarse si las capturas tienen explicación por la llegaba de ejemplares aislados, o, por el contrario, se trata de una población que empieza a establecerse dentro del Parque.

Los técnicos consideran que si el siluro desovara en aguas de l’Albufera y lograra reproducirse provocaría un impacto relativo en la biodiversidad, aunque habría que resignarse a convivir como ha ocurrido antes con otras especies. Cualquier comparación con la incidencia de este pez en el Ebro resulta extraña porque primero habría que verificar que se trata de una colonia. Y aun así pasarían años hasta que cualquier ejemplar alcanzara un tamaño similar a los que se pueden encontrar en la cuenca del Ebro.

FUENTE:ELMUNDO


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